viernes, 14 de diciembre de 2012

La indiferencia genera violencia

 Las victimas de negligencia médica, sienten que su derecho a la salud han sido vulnerados, tienen inseguridad por la falta de atención institucionalizada de parte del estado; son víctimas no solo de sus problemas, de la miseria a la que han sido empujados, sino también del abandono de parte del estado. Incluso de los medios de comunicación, que solo defienden intereses de grandes  capitales, por ejemplo – de las inversiones mineras, proclaman que las leyes son iguales para todos, pero en los hechos la realidad nos dice que la ley es para el pueblo y los beneficios para los grandes capitales, una ilustración de esto son las exoneraciones tributarias a los grandes inversiones – pero cuantos puestos de trabajo permanente ofrecen estas empresas durante su funcionamiento, traen especialistas extranjeros y para los peruanos casi nada.

Las autoridades hacen oídos sordos a nuestras demandas, con ello alimenta el resentimiento de quienes reclaman, lo que consideran justo para condición de persona, con violencia y descontrol. Todas estas actitudes son el resultado de esa indiferencia y abandono acumulado, el estado y la prensa “confiable” recién descubre el problema cuando los afecta directamente, entonces ya es demasiado tarde, ya paso el momento cuando una simple voluntad política pudo ser evitado el problema. Lo más trágico es que el estado trata de lavarse las manos, eludiendo sus responsabilidades y sin hacer un mea culpa. 

Los gobernantes de turno, uno tras otro, siempre han alcanzado el poder con falsas promesas, para luego defraudar la confianza que el pueblo depositó en ellos. Aun no entienden que su principal labor es servir al pueblo y no servirse del pueblo. Todos estos gobernantes son responsables del subdesarrollo en el cual nos encontramos, nunca hicieron nada por salir de esta situación. Tampoco, hoy se está haciendo nada al respecto.  No tenemos una educación que nos permita entender las tendencias de desarrollo de la humanidad, sino todo lo contrario – nos copan, en grandes cantidades, de información sobre violencia, desconfianza, consumismo, etc. Esto nos distrae y deteriora nuestro espíritu humano, convirtiéndonos poco a poco en una sociedad sin futuro; mientras tanto, las transnacionales se van llevando nuestras riquezas y nosotros contentos.
Tal vez, deberíamos de penalizar la corrupción de los funcionarios públicos con penas doblemente severas, en relación a un ciudadano común y corriente, ya que es un delito apropiarse de lo que no es suyo y es traición la defraudación de la confianza  depositada en ellos. Tal vez así no estaríamos tan vendidos por varias generaciones, tal así el chorreo nos moje aunque sea con algunas gotas a todos.

Nosotros somos los únicos que realmente defendemos lo que es nuestro, depende de nosotros, es hora de hablar con la verdad ya basta de atropellos a nuestra dignidad  estamos cansados.

“No hacer nada es estar de acuerdo con la situación actual”

foto : la wed

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